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Pensé: “¡Subiré a la palmera
y me prenderé de sus racimos!”.

¡Sean tus pechos como racimos de uvas, y la fragancia de tu boca
como de manzanas!
Tu paladar es como el buen vino que corre suavemente hacia el amado
y fluye por los labios
de los que se duermen.

La amada

10 ¡Yo soy de mi amado,
y él me desea con ardor!

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