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Y Joab le preguntó:

«¡Hola, hermano mío! ¿Todo está en orden?»

Acto seguido, Joab tomó a Amasa por la barba, como para besarlo. 10 Pero Amasa no se dio cuenta de la daga que Joab tenía en la mano, y Joab se la hundió en la quinta costilla, y sus entrañas quedaron regadas por el suelo. La herida fue mortal, y Joab no tuvo que rematarlo.

Después de eso, Joab y su hermano Abisay siguieron persiguiendo a Sebá. 11 Uno de los soldados de Joab se puso a su lado y dijo:

«Todos los que estén de parte de David y Joab, sigan a Joab.»

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