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10 Los perros se comerán a Jezabel, la esposa de Acab, en el campo de Jezrel, y nadie la sepultará”».

Tan pronto hizo esto, el profeta abrió la puerta y salió corriendo. 11 Jehú, por su parte, regresó para reunirse con los jefes, y uno de ellos le preguntó:

―¿Qué quería ese tonto? ¿Está todo bien?

―Ustedes saben muy bien quién era y lo que quería —respondió Jehú.

12 ―No, no lo sabemos —dijeron ellos—. Cuéntanos.

―Me dijo: “El Señor te hace saber que te ha ungido como rey de Israel”.

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