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19 ese oficial había replicado: «¡No me digas! Aunque el Señor abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa!» De modo que el hombre de Dios respondió: «Pues lo verás con tus propios ojos, pero no llegarás a comerlo». 20 En efecto, así ocurrió: el pueblo lo atropelló a la entrada de la ciudad, y allí murió.

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