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28 Ella dijo:

—¿Acaso pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije que no me llenaras de falsas esperanzas?

29 Entonces él dijo a Guejazi:

—Ciñe tus lomos, toma mi bastón en tu mano y anda. Si encuentras a alguien, no lo saludes. Si alguien te saluda, no le respondas. Y pon mi bastón sobre la cara del niño.

30 La madre del niño dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no me apartaré de ti!

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