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Cuando Baasá lo supo, dejó de fortificar Ramá, suspendiendo sus trabajos. Entonces el rey Asá tomó consigo a todo Judá, y se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Baasá había usado para fortificarla, y con ellas fortificó Guebá y Mispá.

Por aquel tiempo fue el profeta Hananí a visitar a Asá, rey de Judá, y a decirle: «El ejército del rey de Siria se te ha escapado de las manos, porque te apoyaste en el rey de Siria y no en el Señor tu Dios.

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