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El pueblo escucha la ley

(2 Cr 34:3-7, 29-33)

23 El rey Josías mandó llamar a todos los ancianos líderes de Judá y Jerusalén citándoles a una reunión. Entonces el rey fue al templo del SEÑOR con toda la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más importante. Allí el rey les leyó en voz alta el libro del pacto que había sido encontrado en el templo del SEÑOR. Luego el rey, de pie junto a su columna, hizo un pacto con el SEÑOR, comprometiéndose a seguir al SEÑOR y a obedecer sus mandatos, el pacto y sus condiciones. Dijo que de todo corazón y con todo el ser cumpliría el pacto que estaba escrito en el libro. Y todo el pueblo se puso de pie para mostrar que también estaba de acuerdo con cumplir el pacto.

Jilquías destruye los santuarios de los dioses falsos

(2 Cr 34:3-7)

Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los demás sacerdotes y a los porteros, que sacaran del templo del SEÑOR todos los objetos que se hicieron en honor de Baal, de Aserá y de las estrellas del cielo. Entonces Josías quemó todo eso fuera de Jerusalén en los campos del valle del Cedrón y se llevaron las cenizas a Betel. Después destituyó de sus puestos a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los santuarios de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén y también a los que quemaban incienso en honor a Baal, el sol, la luna, las constelaciones y todas las estrellas del cielo. Josías puso fin a todo eso. Quitó el poste de Aserá del templo del SEÑOR y lo quemó fuera de la ciudad, en el valle del Cedrón. Allí destruyó los pedazos quemados hasta hacerlos polvo y los esparció sobre la fosa común. El rey Josías también demolió las habitaciones que estaban en el templo del SEÑOR dedicadas a la prostitución idólatra entre hombres[a] y donde también las mujeres tejían mantos para la diosa Aserá.

Josías ordenó que fueran trasladados a Jerusalén todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y destruyó todos los santuarios donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba, y también los santuarios que estaban al lado izquierdo, cerca de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad. En ese tiempo los sacerdotes de esos santuarios no iban al altar del SEÑOR en Jerusalén, sino que comían pan sin levadura en las ciudades y aldeas ordinarias.

10 El rey también destruyó el santuario Tofet en el valle de Ben Hinón, donde la gente sacrificaba a sus hijos, quemándolos en un altar dedicado al dios Moloc. Josías arruinó el lugar para que no se pudiera usar más. 11 Hizo quitar los caballos en honor al dios sol, que en el pasado los reyes de Judá habían colocado cerca de la entrada del templo del SEÑOR, junto al cuarto de Natán Mélec, el funcionario encargado de las dependencias, e hizo quemar los carros que estaban ahí en honor al dios sol.

12 Josías despedazó los altares que los reyes de Judá habían construido sobre la azotea de la sala de Acaz y los que Manasés había construido en los dos patios del templo del SEÑOR. Luego arrojó los escombros al valle del Cedrón. 13 Destruyó los santuarios que Salomón había hecho construir al oriente de Jerusalén, en la colina del Destructor, cuyos sacerdotes estaban al lado sur de la colina, y que estaban dedicados a Astarté la diosa abominable de los sidonios, a Quemós, el ídolo abominable de los moabitas, y a Moloc, el ídolo abominable de los amonitas. 14 También destruyó las piedras sagradas y los postes de Aserá y llenó de huesos humanos los sitios donde habían estado. 15 Josías demolió el altar y el santuario que había construido Jeroboán hijo de Nabat en Betel con el que hizo pecar a Israel. No solamente lo demolió, sino que le prendió fuego hasta que quedó hecho cenizas y quemó también el poste de Aserá.

16 De regreso, Josías vio las tumbas que estaban en la colina y mandó unos hombres para que sacaran los huesos de las tumbas y los quemara sobre el altar para contaminarlo, cumpliendo así el mensaje del SEÑOR que había dicho el hombre de Dios contra el altar, cuando Jeroboán estaba ante el altar en la fiesta. 17 Entonces Josías preguntó:

—¿Qué es aquel monumento que veo?

La gente de la ciudad le respondió:

—Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá, el que predijo todo lo que usted le ha hecho al altar aquí en Betel.

18 Entonces Josías dijo:

—Déjenlo como está, que nadie mueva sus huesos.

Así que dejaron los huesos en su lugar y también los del hombre de Dios de Samaria.

19 Josías también destruyó los templos y santuarios de las ciudades de Samaria que los reyes de Israel habían construido y con los que hicieron enojar al SEÑOR. Josías los destruyó tal como destruyó el santuario en Betel. 20 Josías mató sobre sus propios altares a todos los sacerdotes de los santuarios y quemó huesos de hombres muertos encima de los santuarios. Luego regresó a Jerusalén.

La gente de Judá celebra la Pascua

(2 Cr 35:1-9)

21 Entonces el rey Josías dio esta orden a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al SEÑOR su Dios. Háganlo tal como está escrito en el libro del pacto». 22 No se había celebrado así la Pascua desde el tiempo de los jueces que eran los líderes de Israel. Ninguno de los reyes de Israel o de Judá había celebrado la Pascua de la manera que se hizo con Josías. 23 Esta Pascua se celebró en honor al SEÑOR en Jerusalén en el año 18 del reinado de Josías.

24 Josías acabó también con los médium, brujos, dioses caseros, ídolos y todas las cosas detestables que se adoraban en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para obedecer la ley que estaba escrita en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el templo del SEÑOR. 25 Nunca hubo un rey como Josías, ni antes ni después de él, que se convirtiera al SEÑOR de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas,[b] obedeciendo en todo la ley de Moisés.

26 Sin embargo, el enojo del SEÑOR contra la gente de Judá no se aplacó debido a todo lo que hizo Manasés. 27 El SEÑOR dijo: «Yo expulsé a los israelitas de su país y haré lo mismo con Judá. Sacaré a Judá de mi presencia y no aceptaré a Jerusalén, la ciudad que yo elegí, ni al templo del que había dicho: “Mi nombre estará allí”».

28 El resto de los hechos de Josías, y todo lo que hizo, está escrito en Las crónicas de los reyes de Judá.

29 En esa época, el faraón Necao, rey de Egipto, subió hacia el río Éufrates a pelear contra el rey de Asiria. Josías salió a su encuentro en Meguido, pero el faraón lo mató en cuanto lo vio. 30 Los oficiales de Josías pusieron su cadáver en un carro, lo llevaron de Meguido a Jerusalén y lo sepultaron en su propia tumba. Entonces la gente del pueblo tomó a Joacaz hijo de Josías, lo consagraron y lo hicieron rey en lugar de su papá.

Joacaz, rey de Judá

(2 Cr 36:1-4)

31 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y gobernó durante tres meses en Jerusalén. El nombre de su mamá era Jamutal hija de Jeremías de Libná. 32 Joacaz hizo lo que no le agradaba al SEÑOR, lo mismo que sus antepasados. 33 El faraón Necao encarceló a Joacaz en la prisión en Riblá, en el país de Jamat, para que no pudiera reinar en Jerusalén, e impuso a Judá un tributo de 3300 kilos[c] de plata y 33 kilos de oro.

34 El faraón Necao puso a Eliaquín hijo de Josías, como rey en lugar de su papá. Además le cambió el nombre a Eliaquín por el de Joacim. A Joacaz se lo llevó a Egipto, donde murió. 35 Joacim le dio el tributo de plata y oro al faraón, pero lo hizo imponiendo un impuesto a la gente del país, basándose en los bienes de cada uno. Así pudo entregarle el tributo al faraón Necao.

Joaquim, rey de Judá

(2 Cr 36:5-8)

36 Joacim tenía 25 años cuando comenzó su reinado y gobernó durante once años en Jerusalén. El nombre de su mamá era Zebudá hija de Pedaías, de Rumá. 37 Joacim hizo lo que no le agradaba al SEÑOR, cometió los mismos pecados que sus antepasados.

Footnotes

  1. 23:7 prostitución idólatra entre hombres Eran hombres que vendían su cuerpo para practicar inmoralidad sexual con otros hombres. En Canaán era común esta práctica en los ritos de adoración a dioses falsos.
  2. 23:25 de todo corazón […] fuerzas Ver Dt 6:4-5.
  3. 23:33 3300 kilos Textualmente 100 talentos. Ver tabla de pesas y medidas.

23 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Reformas de Josías

(2 Cr. 34.3-7)

Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el. Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos. Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.(A) Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera. E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad. Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos. 10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom,(B) para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.(C) 11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol. 12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová;(D) y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón. 13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.(E) 14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.

15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat,(F) el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera. 16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.(G) 17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.(H) 18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria. 19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el. 20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.

Josías celebra la pascua

(2 Cr. 35.1-19)

21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. 22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. 23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.

Persiste la ira de Jehová contra Judá

24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. 26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. 27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.

Muerte de Josías

(2 Cr. 35.20-27)

28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 29 En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria al río Éufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquel, así que le vio, lo mató en Meguido. 30 Y sus siervos lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo pusieron por rey en lugar de su padre.

Reinado y destronamiento de Joacaz

(2 Cr. 36.1-4)

31 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna. 32 Y él hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho. 33 Y lo puso preso Faraón Necao en Ribla en la provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de plata, y uno de oro. 34 Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y murió allí.(I) 35 Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; mas hizo avaluar la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón, sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao.

Reinado de Joacim

(2 Cr. 36.5-8)

36 De veinticinco años era Joacim(J) cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. 37 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho.