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Pero los jefes de los filisteos se enojaron mucho y le exigieron:

—Dile que se vaya de aquí, y que regrese a su país con todos sus hombres. ¿No te das cuenta de que podría volverse nuestro enemigo en la batalla? Con tal de ganarse otra vez la simpatía de Saúl, sería capaz de matar a nuestros soldados.

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