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pidió al sacerdote Abiatar, hijo de Ajinoán:

— Tráeme el efod.

Abiatar le llevó el efod y David consultó al Señor:

— ¿Puedo perseguir a esa banda? ¿Los alcanzaré?

El Señor le respondió:

— Persíguela, porque los alcanzarás y liberarás a los prisioneros.

David partió, acompañado de seiscientos hombres, y llegaron al arroyo de Besor donde algunos se quedaron.

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