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20 Montada en un asno, Abigail bajaba por la ladera del monte cuando se encontró con David y sus hombres que avanzaban en dirección contraria. 21 David venía diciendo: «De nada me sirvió proteger las posesiones de Nabal en el desierto. Me aseguré que no se perdiera ninguna de sus ovejas. Sin embargo, me ha pagado bien con mal. 22 Que el SEÑOR me castigue si dejo vivo un día más a uno solo de los hombres de la familia de Nabal».

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