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Pero yo no podía creer lo que me decían, hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto. No se me había contado ni la mitad. Usted supera en sabiduría y prosperidad la fama que había oído. Bienaventurados sus hombres, bienaventurados estos sus siervos que están delante de usted continuamente y oyen(A) su sabiduría. Bendito sea el Señor su Dios(B) que se agradó de usted para ponerle sobre el trono de Israel(C). Por el amor que el Señor ha tenido siempre a Israel, le ha puesto por rey para hacer derecho y justicia(D)».

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