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10 y David preguntó a Dios:

―Si salgo a pelear contra ellos; ¿me darás tú la victoria?

Y el Señor le respondió:

―Sí, te la daré.

11 Por consiguiente, los atacó en Baal Perasín y los derrotó. Entonces David, lleno de gozo, exclamó: «¡Dios me ha usado para arrasar a mis enemigos, como una fuerte corriente de agua arrastra todo a su paso!». Por este motivo el lugar es conocido como Baal Perasín. 12 Después de la batalla, los israelitas recogieron muchos ídolos que los filisteos habían dejado, y David ordenó que los quemaran.

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