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Destrucción de Jerusalén(A)

29 Dos años más tarde, el rey envió a las ciudades de Judea a un funcionario encargado de cobrar los impuestos, el cual llegó a Jerusalén con un poderoso ejército; 30 con intención de engañar a los habitantes les habló en son de paz, y ellos le creyeron. Pero de repente se lanzó sobre la ciudad, descargó sobre ella un terrible golpe, matando a muchos israelitas, 31 y después de saquearla la incendió y destruyó las casas y la muralla que la rodeaba. 32 Sus hombres se llevaron cautivos a las mujeres y a los niños, y se apoderaron del ganado. 33 Alrededor de la Ciudad de David construyeron una muralla alta y fuerte, con torres fortificadas, y la convirtieron en ciudadela. 34 Pusieron en ella a paganos impíos y a judíos renegados, que se fortificaron allí. 35 Almacenaron armas y provisiones, y guardaron allí las cosas que habían robado en Jerusalén. Allí se pusieron al acecho.

36 Fue un peligro para el santuario
y una constante amenaza para Israel.
37 Derramaron sangre inocente
alrededor del santuario, y lo profanaron.
38 Por temor a ellos huyeron los habitantes de Jerusalén;
la ciudad se convirtió en residencia de extranjeros,
sus propios hijos llegaron a ser extraños en ella
y tuvieron que abandonarla.
39 El templo quedó en ruinas y desierto,
las fiestas se volvieron días de tristeza,
los sábados fueron causa de vergüenza,
y el honor de la ciudad se convirtió en ignominia.
40 Como fue de grande su gloria,
así de grande fue su humillación.
Su altivez quedó convertida en tristeza.

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