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Al director musical. De los hijo de Coré. Canción según alamot.

46 Dios es nuestro amparo y nuestra fuerza, nuestra pronta ayuda en tiempos de tribulación. Por eso no temeremos aunque el mundo se desintegre y los montes se derrumben y caigan al mar. ¡Que rujan los océanos espumantes! ¡Que las montañas se hundan en el mar!

Un río de gozo fluye a través de la ciudad de nuestro Dios, de la santa morada del Dios Altísimo. Dios mismo habita en aquella ciudad, la cual por tanto se mantiene firme. Dios lo protegerá al rayar el alba. Las naciones se alborotan y tambalean los reinos, pero cuando Dios habla, la tierra se funde.

El Señor Todopoderoso está aquí entre nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ¡Vengan! ¡Vean las gloriosas hazañas de nuestro Dios; vean cómo derrama ruina sobre el mundo; hace cesar las guerras por todo el mundo; rompe y quema todas las armas! 10 ¡Silencio! ¡Sepan que yo soy Dios! ¡Todas las naciones del mundo me honrarán!

11 ¡Aquí, entre nosotros, está el Señor Todopoderoso! ¡Nuestro refugio es él, el Dios de Jacob!