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Salmo 116 (114—115)

El Señor ha sido bueno conmigo

116 Amo al Señor porque escucha
mi voz suplicante.
Lo invocaré de por vida,
porque es todo oídos para mí.
Las cadenas de la muerte me cercaban,
me alcanzaba la tristeza del abismo,
era presa de la angustia y el dolor.
Pero invoqué el nombre del Señor:
“Te ruego, Señor, que me salves”.
El Señor es clemente y justo,
es compasivo nuestro Dios.
El Señor protege a los sencillos:
estaba yo abatido y me salvó.
¡A ver si recobro la calma,
pues el Señor ha sido bueno conmigo!
Me ha librado de la muerte,
ha preservado mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en la tierra de los vivos.
10 Tenía yo confianza aunque decía:
“¡Qué desgraciado soy!”.
11 En mi turbación exclamaba:
“Todos los humanos mienten”.
12 ¿Cómo pagaré al Señor
todos los beneficios que me ha hecho?
13 Alzaré la copa de la salvación,
invocaré el nombre del Señor.
14 Cumpliré al Señor mis promesas
delante de todo su pueblo.
15 Mucho le importa al Señor
la muerte de sus fieles.
16 Yo soy tu siervo, Señor;
soy tu siervo, el hijo de tu esclava;
tú desataste mis ataduras.
17 Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocaré el nombre del Señor.
18 Cumpliré al Señor mis promesas
delante de todo su pueblo,
19 en los atrios de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
¡Aleluya!