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Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! Has enseñado a los pequeños y a los niños de pecho a rendirte perfecta alabanza. ¡Que su ejemplo avergüence a tus enemigos!

Cuando alzo la vista al cielo nocturno y contemplo la obra de tus manos, la luna y las estrellas que tú hiciste, no logro comprender por qué te ocupas de nosotros, simples mortales. Nos hiciste apenas un poco inferior a un dios, y nos coronaste de gloria y de honra.

Pusiste a nuestro cuidado todo cuanto has hecho; todo ha sido puesto bajo nuestra autoridad: las ovejas, bueyes, los animales salvajes, las aves, los peces y todos los seres del mar. ¡Oh Señor nuestro, la majestad y gloria de tu nombre llenan la tierra!