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12 1-2 Dios nuestro,
tu soplo mantiene la vida,
y está presente en todos los seres vivos.
Por eso vas corrigiendo a los que pecan
hasta hacerlos reconocer sus pecados,
para que se aparten del mal y crean en ti.

Castigo con compasión

A los antiguos habitantes
del país que elegiste para tu pueblo,
los castigaste por practicar la magia,
por sus maldades y por sus crímenes.

Esa gente mataba a sus niños
en honor de sus dioses,
comía carne humana y bebía su sangre.
Además, tenían otras costumbres horribles.

Dios nuestro,
tú decidiste que nuestros antepasados
destruyeran a esos malvados padres
que mataban a sus niños indefensos.
Todo esto lo hiciste
para que este país,
que es tu preferido,
fuera habitado por tus hijos.

Dios nuestro,
tú fuiste bondadoso con los cananeos,
los que antes habitaron la tierra prometida;
bien sabías que eran simples seres humanos.

Antes de enviar a tu ejército,
dejaste que los atacaran avispas;
así los castigaste poco a poco.

Dios de Israel,
tú habrías podido derrotar
a esos pueblos malvados
en una sola batalla
del ejército de Israel,
tu pueblo bueno.

También pudiste haberlos destruido
con terribles animales,
o con una sola palabra tuya.
10 Pero los castigaste poco a poco,
para ver si se arrepentían.
Tú, Dios nuestro,
bien sabías que eran muy malos
y que no cambiarían de manera de pensar.
11 Ellos no podían cambiar,
pues eran malvados desde un principio.

Si no los castigaste por sus pecados,
no fue porque les tuvieras miedo.
12 En realidad, nadie puede regañarte
por nada de lo que tú haces.
Nadie puede condenarte
por destruir a las naciones
que tú mismo creaste.
Nadie puede enfrentarse a ti
para defender al culpable.

13 Dios nuestro,
aparte de ti no hay otro dios
que cuide de todos los pueblos.
A ningún dios tienes que probarle
que has hecho lo correcto.
14 Tampoco hay rey o gobernante
que pueda ponerse en tu contra
y defender a los que has castigado.

Dios es justo

15 Dios nuestro,
tú eres justo:
tú gobiernas el mundo con justicia
y jamás castigas a una persona inocente.
16 Siempre actúas con justicia,
porque tienes el poder para hacerlo,
y tienes compasión de todos
porque toda la creación te pertenece.

17 Si alguien duda de tu poder,
le haces ver lo poderoso que eres.
Tú confundes a los orgullosos,
que saben de tu poder
pero no te tienen miedo.

18 Tú nos juzgas con bondad
y nos gobiernas con gran amor;
porque sabes usar tu poder,
y lo aplicas cuando quieres.

Dios enseña a su pueblo a ser compasivo

19 Al actuar de esa manera,
enseñaste a tu pueblo
a ser bondadoso con todos;
y llenaste de esperanza a tu pueblo
al darles la oportunidad
de arrepentirse de sus pecados.

20 A los cananeos,
enemigos de tu pueblo Israel,
los castigaste, pero con mucho amor,
y les diste la oportunidad de arrepentirse.
21 Por eso, cuando castigaste a Israel,
lo hiciste con mayor bondad.
Así lo hiciste,
por la alianza que firmaste
con sus antepasados,
y por las grandes promesas a su favor.

22 A nuestros enemigos
no les envías castigos tan duros.
Así nos enseñas a ser bondadosos
con aquellos a quienes tenemos que juzgar.
Quieres que seamos misericordiosos
como tú lo eres con nosotros.

El castigo severo después de la corrección

23-24 Por eso, a los egipcios,
que vivieron haciendo el mal,
tú los castigaste
con los mismos animales
horribles y repugnantes
que ellos adoraban.
Tan grande fue su error
que se dejaron engañar
como niños sin inteligencia.

25 Como se comportaban
igual que los niños pequeñitos,
primero les diste un castigo muy suave;
¡parecía más juego que castigo!

26 Con ese castigo,
los egipcios no se corrigieron.
Así que les diste
el castigo que se merecían.
27 Y al verse castigados
con los mismos animales
que adoraban como dioses,
te reconocieron como el Dios verdadero,
como el Dios que no querían adorar.
¡Fue así como recibieron
el castigo que se merecían!