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Futura exaltación de Sion

Pero en los últimos días, la montaña sobre la cual se asienta el templo del Señor se convertirá en la más famosa montaña del mundo, será la colina más elogiada de la tierra; personas de todas las naciones del mundo irán a visitarla. Pueblos numerosos llegarán y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, entremos al templo del Dios de Israel para que él nos diga qué debemos hacer. Y nosotros seguiremos sus enseñanzas». Porque de Sion, esto es, de Jerusalén, saldrá la instrucción del Señor, la sabiduría y la justicia para vivir en paz.

El Señor juzgará con justicia entre muchas naciones, y será quien corrija a muchos pueblos poderosos y lejanos. Esas naciones dejarán de vivir obsesionadas con la guerra, convertirán sus espadas de guerra en azadones, y sus lanzas en podaderas. Ya no se entrenarán para la guerra, ni guerrearán entre ellas.

Cada persona podrá vivir tranquila bajo su viña o su higuera, sin que nadie le robe su paz. ¡El Señor Todopoderoso lo ha prometido!

¡Aunque las otras naciones sigan a sus propios dioses, nosotros siempre seguiremos y obedeceremos sólo al Señor nuestro Dios!

Futura restauración de Sion

Lo siguiente afirma el Señor: «En ese día haré que mi pueblo, al que había castigado, regrese a su tierra. Los reuniré con cuidado, como un pastor que se preocupa por una oveja herida o una que extravió el camino a su redil. Con los pocos que hayan quedado, aunque estén heridos o confusos, haré una nación poderosa. Yo mismo seré su Rey y la gobernaré para siempre desde Jerusalén. Y tú, Jerusalén, ciudad fuerte edificada sobre el monte Sion, volverás a tener el poderío de antes, pues nuevamente serás la capital del reino».

Castigo y triunfo de Sion

Y ahora, ¿por qué haces tanto alboroto? ¿Es que no tienes rey? ¿Acaso se murieron tus consejeros, para que te retuerzas de dolor como una mujer que está a punto de dar a luz? 10 Retuércete y gime en medio de tu terrible dolor, pueblo de Israel, como una mujer que está a punto de dar a luz, porque tendrás que dejar esta ciudad y vivir en descampado. Serás llevada en exilio a Babilonia. Pero de allí el Señor te rescatará y te librará del poder de tus enemigos.

11 Muchas naciones se han reunido en tu contra, y gritan: «¡Qué grandioso será ver la derrota de Jerusalén! ¡Será un hermoso espectáculo!». 12 Pero ellas no conocen las intenciones del Señor, no tienen ni idea de sus planes. No saben que el Señor las juntará como si fueran manojos de espigas en la era para luego destruirlas.

13 ¡Levántate y trilla, hija de Sion! Pues el Señor te dice: «Yo te daré mucho poder, como si tuvieras cuernos de hierro y cascos de bronce, y desmenuzarás con ellos a muchos pueblos; y te daré sus riquezas para que me las entregues como ofrenda a mí, que soy el Señor de toda la tierra».