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31 »Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer. 2-3 Bien sé que el todopoderoso Dios que está en lo alto envía calamidades a quienes hacen eso. El ve todo lo que hago y cada paso que doy.

»Si he mentido y engañado que Dios me pese en una balanza justa y así sabrá que soy inocente. 7-8 Si me he desviado de la senda de Dios, o si mi corazón ha sentido concupiscencia por lo que mis ojos hayan visto, o si soy culpable de cualquier otro pecado, entonces, ¡que otro coseche lo que yo he sembrado y cuanto yo he plantado sea arrancado!

»Si he codiciado la mujer ajena, 10 ¡muera yo entonces y vaya mi esposa a parar a casa ajena, y otro hombre sea su marido! 11 Porque vergonzoso pecado es la lujuria; crimen que debe castigarse. 12 Es fuego devastador que nos consume y nos lanza al infierno, y arrancaría de raíz cuanto yo he plantado.

13 »Si yo hubiera sido injusto con mis siervos, 14 ¿cómo podría presentarme ante Dios? ¿Qué podría responderle cuando me pida cuentas? 15 Porque fue Dios quien me hizo, y él es también el hacedor de mi siervo. A ambos nos creó él.

16 »Jamás maltraté al pobre o hice llorar a la viuda; 17 jamás negué pan al huérfano hambriento. 18 Desde mi juventud he sido un padre para ellos; a las viudas las he guiado desde mi nacimiento. 19-20 Si vi al que se moría de frío y no le di abrigo o lana de mis ovejas para que se calentara, 21 o si he levantado contra el huérfano mi mano por contar con influencias en los tribunales. 22 Si algo de eso hice yo, ¡que me arranquen el brazo; que me lo disloquen desde el hombro! 23 Eso antes que enfrentarme al castigo de Dios. Lo que él manda es lo que más temo, porque si la majestad de Dios fuera en contra mía, ¿qué esperanza habría?

24 »Si puse mi confianza en el dinero; 25 si mi felicidad consistía en la riqueza, 26 o si he contemplado el sol que brilla en el cielo o la luna que viaja por su sendero de plata, 27 y en secreto, seducido mi corazón, los he adorado enviándoles besos con la mano, 28 también esto debe ser castigado por los jueces. Pues si tales cosas hubiera hecho yo, significaría que negaba al Dios del cielo.

29 »¿Acaso me alegré de la ruina de mi enemigo? 30 Jamás maldije a nadie ni pedí venganza. 31 A ninguno de mis siervos dejé pasar hambre. 32 Jamás rechacé a los extranjeros; mis puertas estuvieron abiertas para todos. 33 Jamás traté de ocultar mis pecados como el común de la gente, 34 por temor a la multitud y a su desprecio, negándome a reconocer mi transgresión.

35 »¡Cómo quisiera que Dios me escuchara! Estampo aquí mi firma; que me responda el Todopoderoso. Si él quiere contender conmigo, que lo haga por escrito. 36 Llevaré esta acusación como una corona. 37 Entonces yo le contaría exactamente lo que hice y por qué y le presentaría mi defensa como quien es escuchado por él.

38-39 »Si mis tierras me acusan de haber robado el fruto que ellas producen; o si asesiné a sus dueños para apropiarme de sus posesiones, 40 ¡que estas tierras produzcan espinos en lugar de trigo, y malas hierbas en vez de cebada!».

Fin de las palabras de Job.

Job afirma su integridad

31 Hice pacto con mis ojos;

¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios,

Y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?

¿No hay quebrantamiento para el impío,

Y extrañamiento para los que hacen iniquidad?

¿No ve él mis caminos,

Y cuenta todos mis pasos?

Si anduve con mentira,

Y si mi pie se apresuró a engaño,

Péseme Dios en balanzas de justicia,

Y conocerá mi integridad.

Si mis pasos se apartaron del camino,

Si mi corazón se fue tras mis ojos,

Y si algo se pegó a mis manos,

Siembre yo, y otro coma,

Y sea arrancada mi siembra.

Si fue mi corazón engañado acerca de mujer,

Y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

10 Muela para otro mi mujer,

Y sobre ella otros se encorven.

11 Porque es maldad e iniquidad

Que han de castigar los jueces.

12 Porque es fuego que devoraría hasta el Abadón,

Y consumiría toda mi hacienda.

13 Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva,

Cuando ellos contendían conmigo,

14 ¿Qué haría yo cuando Dios se levantase?

Y cuando él preguntara, ¿qué le respondería yo?

15 El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él?

¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?

16 Si estorbé el contento de los pobres,

E hice desfallecer los ojos de la viuda;

17 Si comí mi bocado solo,

Y no comió de él el huérfano

18 (Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre,

Y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

19 Si he visto que pereciera alguno sin vestido,

Y al menesteroso sin abrigo;

20 Si no me bendijeron sus lomos,

Y del vellón de mis ovejas se calentaron;

21 Si alcé contra el huérfano mi mano,

Aunque viese que me ayudaran en la puerta;

22 Mi espalda se caiga de mi hombro,

Y el hueso de mi brazo sea quebrado.

23 Porque temí el castigo de Dios,

Contra cuya majestad yo no tendría poder.

24 Si puse en el oro mi esperanza,

Y dije al oro: Mi confianza eres tú;

25 Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen,

Y de que mi mano hallase mucho;

26 Si he mirado al sol cuando resplandecía,

O a la luna cuando iba hermosa,

27 Y mi corazón se engañó en secreto,

Y mi boca besó mi mano;

28 Esto también sería maldad juzgada;

Porque habría negado al Dios soberano.

29 Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía,

Y me regocijé cuando le halló el mal

30 (Ni aun entregué al pecado mi lengua,

Pidiendo maldición para su alma);

31 Si mis siervos no decían:

¿Quién no se ha saciado de su carne?

32 (El forastero no pasaba fuera la noche;

Mis puertas abría al caminante);

33 Si encubrí como hombre mis transgresiones,

Escondiendo en mi seno mi iniquidad,

34 Porque tuve temor de la gran multitud,

Y el menosprecio de las familias me atemorizó,

Y callé, y no salí de mi puerta;

35 ¡Quién me diera quien me oyese!

He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí,

Aunque mi adversario me forme proceso.

36 Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro,

Y me lo ceñiría como una corona.

37 Yo le contaría el número de mis pasos,

Y como príncipe me presentaría ante él.

38 Si mi tierra clama contra mí,

Y lloran todos sus surcos;

39 Si comí su sustancia sin dinero,

O afligí el alma de sus dueños,

40 En lugar de trigo me nazcan abrojos,

Y espinos en lugar de cebada.

Aquí terminan las palabras de Job.