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Noveno discurso de Job

27 Defensa final de Job:

«Por el Dios viviente que me ha despojado de mis derechos; por el Dios Todopoderoso que ha amargado mi alma, afirmo que mientras viva, mientras haya en mí aliento de Dios, no dirán mis labios ningún mal; no habrá mentira en mi lengua. Nunca jamás les daré la razón; hasta que muera, afirmaré mi inocencia. No soy un pecador; lo repito una y otra vez. Mi conciencia estará limpia mientras viva.

»Quienes afirman lo contrario son perversos enemigos míos. Son hombres malvados. Pero, ¿qué esperanza habrá para el impío cuando Dios le corte la existencia, le quite la vida? ¿Escuchará Dios su clamor cuando la tribulación lo asalte? 10 Porque él se goza en el Todopoderoso o se acuerda de Dios sólo en tiempos de crisis.

11 »Les enseñaré acerca de Dios; 12 pero en realidad no es necesario, puesto que ustedes saben de él tanto como yo. Y sin embargo, vienen diciéndome tantas palabras inútiles».

Tercer discurso de Zofar

13 «Este es el destino que aguarda a los malvados, y que procede de la mano del Todopoderoso: 14 Si tienen multitud de hijos, es para que mueran en la guerra o perezcan de hambre. 15 Los que sobrevivan irán a la tumba por enfermedad o plaga, y no habrá quien los llore, ni siquiera sus esposas. 16 El malvado puede acumular dinero como polvo, y tener armarios llenos de vestidos; 17 sí, puede mandar que el sastre se los confeccione, pero serán los inocentes quienes los usen y quienes se repartan su oro. 18 Toda casa construida por los malvados es frágil como tela de araña, tan agrietada como choza de paja. 19 Era rico al acostarse, pero al despertar descubre que toda su riqueza ha desaparecido. 20 El terror lo abruma y lo arrastran las tormentas de la noche. 21 El viento del este se lo lleva y lo hace desaparecer. Lo arrastra a la eternidad. 22 Porque Dios lo acosará sin misericordia. Él ansía escapar de Dios. 23 Todos gritarán de júbilo cuando muera, y con burlas lo despedirán hacia la eternidad».

Job describe el castigo de los malos

27 Reasumió Job su discurso, y dijo:

Vive Dios, que ha quitado mi derecho,

Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,

Que todo el tiempo que mi alma esté en mí,

Y haya hálito de Dios en mis narices,

Mis labios no hablarán iniquidad,

Ni mi lengua pronunciará engaño.

Nunca tal acontezca que yo os justifique;

Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad.

Mi justicia tengo asida, y no la cederé;

No me reprochará mi corazón en todos mis días.

Sea como el impío mi enemigo,

Y como el inicuo mi adversario.

Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado,

Cuando Dios le quitare la vida?

¿Oirá Dios su clamor

Cuando la tribulación viniere sobre él?

10 ¿Se deleitará en el Omnipotente?

¿Invocará a Dios en todo tiempo?

11 Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios;

No esconderé lo que hay para con el Omnipotente.

12 He aquí que todos vosotros lo habéis visto;

¿Por qué, pues, os habéis hecho tan enteramente vanos?

13 Esta es para con Dios la porción del hombre impío,

Y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente:

14 Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada;

Y sus pequeños no se saciarán de pan.

15 Los que de él quedaren, en muerte serán sepultados,

Y no los llorarán sus viudas.

16 Aunque amontone plata como polvo,

Y prepare ropa como lodo;

17 La habrá preparado él, mas el justo se vestirá,

Y el inocente repartirá la plata.

18 Edificó su casa como la polilla,

Y como enramada que hizo el guarda.

19 Rico se acuesta, pero por última vez;

Abrirá sus ojos, y nada tendrá.

20 Se apoderarán de él terrores como aguas;

Torbellino lo arrebatará de noche.

21 Le eleva el solano, y se va;

Y tempestad lo arrebatará de su lugar.

22 Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará;

Hará él por huir de su mano.

23 Batirán las manos sobre él,

Y desde su lugar le silbarán.