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Impiedad de Jerusalén y de Judá

Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis un hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.

Aunque digan: Como vive Jehová, juran falsamente.

Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, han rehusado convertirse.

Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, ni la ordenanza de su Dios.

Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, y la ordenanza de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas salga será arrebatado; porque sus transgresiones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades.

¿Cómo te he de perdonar por esto? Tus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías.

Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo.

¿No había de castigar esto?, dice Jehová. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma?

10 Escalad sus muros y destruid, pero no del todo: quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.

11 Porque se portaron muy deslealmente contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.

12 Renegaron de Jehová, y dijeron: Él no actúa, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;

13 y los profetas serán como viento, porque no está en ellos la palabra; así se hará a ellos.

14 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque decís esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.

15 He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente que no ceja, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hable.

16 Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes.

17 Y se comerán tu mies y tu pan, se comerán a tus hijos y a tus hijas; se comerán tus ovejas y tus vacas, se comerán tus viñas y tus higueras, y con su espada demolerán tus ciudades fortificadas, en las que confías.

18 No obstante, aun en aquellos días, dice Jehová, no os destruiré del todo.

19 Y cuando digáis: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás tú: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en tierra ajena.

20 Anunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo:

21 Oíd ahora esto, pueblo necio y sin entendimiento, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye:

22 ¿A mí no me temeréis?, dice Jehová. ¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por orden eterna, la cual no puede ser traspasada? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.

23 No obstante, este pueblo tiene un corazón obstinado y rebelde; traicionaron y se fueron.

24 Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.

25 Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.

26 Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres.

27 Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos.

28 Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no defendían la causa del huérfano para hacerla prosperar, y la causa de los pobres no defendían.

29 ¿No castigaré esto?, dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma?

30 Cosa espantosa y fea ha llegado a suceder en la tierra;

31 los profetas profetizaban al servicio de la mentira, y los sacerdotes dirigían a su arbitrio; y mi pueblo gustaba de esto. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?

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