Evangelio Viviente
Cada día que pasa, ¿crece o disminuye tu fe en Dios?
Lee Hebreos 11.5-7
¿Se mantiene firme y segura tu fe en Dios en estos tiempos en que abunda la maldad y el amor se enfría? ¿La fe en Dios tiene el control en tu vida aunque la religión se convierte en mera formalidad y la mundanalidad prevalece?
Dios hace posible lo imposible. Cuando descansas tu fe en Él, Dios se hace cargo en tu lugar. Jesucristo dice: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá». Cuando la fe deja de orar, deja de vivir.
¡Qué tremendo el poder de la fe en Dios! Si la duda desaparece de tu corazón. Si la incredulidad no tiene cabida en ti. Lo que pidas a Dios en oración se hará realidad. El Señor te dice: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho».
La oración proyecta la fe hacia Dios, y a Dios sobre el mundo. Solo Dios puede mover montañas, pero la oración y la fe mueven a Dios. La oración es la fe que reclama lo maravilloso. La oración es la fe que toma posesión de la herencia ilimitada que tienes en Cristo.
Ante la inminente negación de Pedro, Jesús le dice: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22.31, 32). Cuando la fe se derrumba, los fundamentos de la vida espiritual ceden y toda la estructura de la experiencia espiritual se viene abajo.
Pide más fe a Dios. Cuando te levantes. Mientras vas al trabajo o la escuela. Al caminar y cuando te acuestas. Suplícale a Dios que te dé más certeza de lo que se espera, más convicción de lo que no puedes ver aún.
Reflexión:
Suplícale a Dios que imprima las cosas divinas en lo más profundo de tu alma.